Fuérzalos a Entrar a la Gran Cena del Señor
El Púlpito de la Capilla New Park Street
Fuérzalos a Entrar
Sermón predicado la mañana del Domingo 5 de Diciembre de 1858
"Fuérzalos a entrar." -- Lucas 14: 23
EXTRACTO:
Hijos de Dios, para ustedes que han creído, tengo poco o nada que decirles esta mañana; y voy directo a cumplir mi propósito: busco a aquellos que no quieren venir, a los que están por los caminos y por los callejones. Y si Dios va conmigo, es mi deber cumplir ahora con esta orden: "Fuérzalos a entrar."
I. Primero, debo ENCONTRARLOS A USTEDES. Si leen los versículos que preceden al texto, encontrarán una ampliación de este mandato: "Vé pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos." Y luego, más adelante, "Vé por los caminos" y trae a los vagabundos y bandidos; "y por los vallados" y trae a aquellos que no tienen donde descansar su cabeza, y están acostados junto a los vallados descansando, tráelos también, y "fuérzalos a entrar." Sí, los estoy viendo esta mañana, a ustedes los pobres. Mi misión es forzarlos a entrar. Ustedes no tienen recursos, pero esto no es una barrera para el reino de los Cielos, pues Dios no ha excluido de Su gracia al hombre que tiene frío y está cubierto de harapos y necesitado de pan. De hecho, si hubiera alguna distinción, estaría del lado de ustedes, y sería en su beneficio, "a vosotros es enviada la palabra de esta salvación." "Y a los pobres es anunciado el evangelio."
Pero especialmente debo hablarles a quienes son pobres espiritualmente. Ustedes no tienen fe, no tienen virtud, no tienen buenas obras, no tienen gracia, y lo que es peor aún, no tienen ninguna esperanza. Ah, mi Señor les ha enviado una invitación inmerecida. Vengan y sean bienvenidos a la fiesta de matrimonio de Su amor. "El que quiera, tome del agua de vida gratuitamente." Vengan, debo acercarme a ustedes, aunque estén manchados con la peor suciedad, y aunque no tengan nada sino harapos sobre sus espaldas. Aunque sus obras justas son como trapo de inmundicia, aún así me debo acercar a ustedes para invitarlos, primero, y si es necesario, forzarlos a entrar.
Pero especialmente debo hablarles a quienes son pobres espiritualmente. Ustedes no tienen fe, no tienen virtud, no tienen buenas obras, no tienen gracia, y lo que es peor aún, no tienen ninguna esperanza. Ah, mi Señor les ha enviado una invitación inmerecida. Vengan y sean bienvenidos a la fiesta de matrimonio de Su amor. "El que quiera, tome del agua de vida gratuitamente." Vengan, debo acercarme a ustedes, aunque estén manchados con la peor suciedad, y aunque no tengan nada sino harapos sobre sus espaldas. Aunque sus obras justas son como trapo de inmundicia, aún así me debo acercar a ustedes para invitarlos, primero, y si es necesario, forzarlos a entrar.
"La mejor realización de mis manos,
No se atreve a presentarse ante Tu Trono."
Han perdido ahora todo el poder para obedecer la Ley.
"Oh, si tan sólo creyera,
Entonces todo sería muy fácil,
Quiero, pero no puedo, socórreme Señor,
Mi ayuda debe venir de Ti."
Entonces todo sería muy fácil,
Quiero, pero no puedo, socórreme Señor,
Mi ayuda debe venir de Ti."
Para ti soy enviado también. Ante ti debo levantar en alto el estandarte manchado de sangre de la Cruz, a ti debo predicar este evangelio: "Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo." Y a ti debo proclamar: "El que quiera, tome del agua de vida gratuitamente."
Y todavía veo a otra clase, la de los ciegos. Sí, a ustedes que no pueden verse ni a sí mismos, que se creen buenos cuando está llenos de maldad, que toman por amargo lo dulce y lo dulce por amargo, la oscuridad por la luz y la luz por oscuridad.
II. Y ahora manos a la obra, directo a la tarea. Hombres y mujeres inconversos, todavía sin reconciliación y sin regeneración, a ustedes debo FORZARLOS A ENTRAR. Permítanme abordarlos en los caminos del pecado y repetirles otra vez mi encargo. El Rey del Cielo les envía esta mañana una inmerecida invitación. Él dice: "¡Vivo yo, que no quiero la muerte del impío, sino que el impío se aparte de su camino y viva!"
"Venid, pues, dice Jehovah; y razonemos juntos: Aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos. Aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana." Queridos hermanos, mi corazón se regocija al pensar que tengo tan buena nueva que decirles, y sin embargo confieso que mi alma también está triste porque veo que ustedes no la consideran una buena nueva, sino que se alejan de ella, y no le dan su debida consideración.
¿Pero acaso lo desprecias? ¿Todavía lo rechazas?
Te exhorto, pues, a que mires a Jesucristo para que tu carga sea aligerada. Pecador, nunca lo lamentarás, seré un testimonio por mi Señor que no lo lamentarás nunca, no suspirarás para regresar a tu estado de condenación. Saldrás de Egipto e irás a la Tierra Prometida y la encontrarás fluyendo con leche y miel. Encontrarás pesadas las pruebas de la vida cristiana, pero recibirás Gracia para que se vuelvan livianas. En cuanto a los goces y deleites de ser un hijo de Dios, si hoy te miento me lo cargarás en los días venideros. Si saboreas y ves que el Señor es bueno, no tengo la menor duda que descubrirás que no sólo es bueno, sino mejor de lo que lo pueden describir los labios de los hombres.
"Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura." Y luego añadió esta solemne sanción, "El que cree y es bautizado será salvo; pero el que no cree será condenado." Rechacen mi mensaje, y recuerden "El que ha desechado la ley de Moisés ha de morir sin compasión por el testimonio de dos o tres testigos." ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que ha pisoteado al Hijo de Dios?
¿Pero te alejas y dices que no aceptarás órdenes?
¿no saben que es un Cristo lleno de amor? Déjenme decirles desde mi propia alma lo que sé de Él. Yo también, alguna vez lo desprecié. Él tocaba a la puerta de mi corazón y yo rehusaba abrirla. Venía a mí, innumerables veces, mañana tras mañana, y noche tras noche. Me reconvenía en mi conciencia y me hablaba por medio de su Espíritu, y cuando, por fin, los truenos de la Ley prevalecieron en mi conciencia, creía que Cristo era cruel y sin amor.
Oh, no me puedo perdonar nunca a mí mismo por haber pensado tan mal de Él. Pero qué recepción tan llena de amor tuve cuando fui hacia Él. Yo pensaba que me castigaría, pero su mano no estaba cerrada por la ira sino completamente abierta en misericordia. Yo pensaba, completamente seguro, que sus ojos lanzarían relámpagos de ira hacia mí; pero, en lugar de ello, estaban llenos de lágrimas. Cayó sobre mi cuello y me besó. Me quitó mis harapos y me vistió con Su justicia, e hizo que mi alma cantara en alto de alegría; al tiempo en la casa de mi corazón y en la casa de Su iglesia había música y danza, porque el hijo que había perdido fue encontrado, y el que estaba muerto recibió de nuevo la vida.
Si saboreas y ves que el Señor es bueno, no tengo la menor duda que descubrirás que no sólo es bueno, sino mejor de lo que lo pueden describir los labios de los hombres.
No sé qué argumentos utilizar contigo. Apelo a tus propios intereses. Oh, mi pobre amigo, ¿no sería mejor para ti reconciliarte con el Dios del Cielo, que ser su enemigo? ¿Qué ganas con oponerte a Él? ¿Acaso eres más feliz siendo su enemigo? Responde, buscador de placeres: ¿has hallado deleites en esa copa? Respóndeme, fariseo: ¿has hallado descanso para las plantas de tus pies en todos tus trabajos? Oh tú, que te empeñas en establecer tu propia justicia, te mando que dejes hablar a tu conciencia. ¿Has encontrado que es una senda feliz? Ah, mi amigo, "¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no satisface? Oídme atentamente y comed del bien, y vuestra alma se deleitará con manjares."
Te exhorto por todo lo que es sagrado y solemne, todo lo que es importante y eterno, ¡huye para salvar tu vida!
¿Acaso no me permitirá el ciego que lo guíe a la fiesta? ¿No querrá mi amigo lisiado poner su mano en mi hombro y permitirme que lo lleve al banquete? ¿No consentirá el pobre que camine junto a él? ¿Acaso debo usar palabras más fuertes? ¿Debo ejercer alguna otra presión para forzarlos a entrar?
si no se aferran a Cristo hoy, la sangre de ustedes será sobre sus propias cabezas.
"Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto." " Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos."
"Ministro, asistí a tus predicaciones en el famoso Music Hall, pero no te preocupaste seriamente por mí; me divertiste, me predicaste, pero no me rogaste. No supiste lo que Pablo quiso decir cuando dijo, "y como Dios os exhorta por medio nuestro, rogamos en nombre de Cristo: ¡Reconciliaos con Dios!"
Sientes que debe haber un día que Dios va a juzgar al mundo en justicia. Te veo en medio de la multitud y el ojo de Dios está fijo en ti. Te parece a ti que Él no está mirando hacia ningún otro lado, sino sólo a ti, y te llama ante Él. Y Él lee tus pecados y exclama, "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno del infierno."
"¿Quién de nosotros podrá habitar con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros podrá habitar con las llamas eternas?" ¡Oh! Mi hermano, no te puedo permitir que hagas de lado de esa manera la religión.
"echar mano de la vida eterna," y: "Trabajar, no por la comida que perece, sino por la comida que permanece para vida eterna."
¿Pero acaso sirve de algo? ¿Acaso todas mis súplicas se han desperdiciado ya que ustedes no les han prestado ninguna atención?
"Pero, por cuanto llamé, y os resististeis; extendí mis manos, y no hubo quien escuchara (más bien, desechasteis todo consejo mío y no quisisteis mi reprensión), yo también me reiré en vuestra calamidad. Me burlaré cuando os llegue lo que teméis, cuando llegue como destrucción lo que teméis cuando vuestra calamidad llegue como un torbellino y vengan sobre vosotros tribulación y angustia."
"Qué extraño, que una arpa de mil cuerdas,
Se conserve afinada por tanto tiempo."
Se conserve afinada por tanto tiempo."
"Pon en orden tu casa, porque vas a morir y no vivirás."
"Oh, señor, es porque me siento demasiado culpable."
"Pero, señor, soy el primero de los pecadores." Amigo mío, no lo eres.
"No", aún dices, "soy demasiado vil." No puedes ser más vil que el primero de los pecadores.No puedes ser más vil que el primero de los pecadores.
"Pero," exclama otro: "siento que no puedo creer."
"yo quiero creer en algo," nunca creerás. Tu primera pregunta debe ser, ¿qué es esta cosa en la que debo creer?" Así la fe vendrá como consecuencia de esa búsqueda.
"Oh, señor, no te imaginas cuántas veces he sido invitado, durante cuánto tiempo he rechazado al Señor."
"Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación," porque el Espíritu dice "hoy." "Venid, pues, dice Jehovah; y razonemos juntos" ¿por qué lo pospondrías?
"él es dado a ídolos; déjalo."
¿Alguna vez notaron en ese capítulo del Apocalipsis, donde dice, "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo," que unos cuantos versículos antes, la misma Persona es descrita como el que tiene la llave de David? De manera que, si tocar a la puerta no funciona, Él tiene la llave y puede y quiere entrar.
Todo depende de Él. Él es Señor del corazón y el día lo va declarar: que algunos de ustedes llevados por la Gracia Soberana
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